JUAN ANTONIO MORALES
En declaraciones de funcionarios de Gobierno y de algunos economistas junior, con lección mal aprendida, los fabulosos resultados de la economía nacional se explicarían por el impulso que se le ha dado a la demanda interna. Dejan de lado casi completamente al papel que han tenido los ingresos del periodo 2004-2013, literalmente caídos del cielo por los espectaculares precios de las exportaciones.
Si la economía ha mantenido su ritmo, aún después de que el largo ciclo de los commodities terminara, es porque se está financiando el gasto público, corriente y de capital con deuda externa y agotando las reservas internacionales acumuladas durante el auge exportador. Para financiar el gasto público se está también estrujando a los contribuyentes nacionales con multas por pretendidos incumplimientos tributarios. Pero con las medidas tributarias punitivas se está teniendo el resultado no intencional de frenar el gasto privado, que es también un componente de la demanda interna.
Casi toda la gestión de la economía descansa en el gasto del Gobierno y de las empresas públicas, esperando, además, angelicalmente, un efecto multiplicador sobre el PIB. Se espera, además, que con el crecimiento del PIB aumentarán las recaudaciones de impuestos, lo que automáticamente cerraría el déficit fiscal. Del mismo cuero saldrían las correas.
Lamentablemente no se sabe cuán importante es el multiplicador de los ingresos, pero sí se sabe que no debe ser muy grande en una economía pequeña y abierta al comercio exterior, como es la nuestra, tanto más que nuestro tipo de cambio, que ya no es más competitivo. De repente, nuestro gasto público, financiado además en gran parte con deuda, sólo estará beneficiando a nuestros vecinos.
Por otra parte, tener a la inversión pública como principal instrumento anticrisis es una apuesta arriesgada, dada la gran debilidad gerencial que tiene el sector público. Es así que a septiembre 2015, según los reportes de prensa, se había ejecutado solamente un 54% de la inversión programada.
Financiar el gasto público con deuda externa, ahora que ya no hay más los ingresos de la bonanza exportadora, no es lo óptimo pero es una solución de mínimo mal. Si la economía boliviana ha de tener mayor escala y mayor crecimiento es natural que se busque la contribución del ahorro externo que financie las inversiones. Pero entonces hay que tener una gran selectividad en los proyectos y tener claro cómo se va a pagar la deuda. Hay que escoger bien el tipo de créditos que nos convienen, lo que no es fácil ya que muchas veces la necesidad tiene cara de hereje.
Las reservas internacionales están para los días de lluvia, como diría el profesor Stiglitz. Son, sin duda, una forma de ahorro precautorio que puede ser empleado cuando caen los ingresos. Empero, su muy rápida utilización puede afectar a las expectativas del público, que entonces, temeroso de que no haya más dólares, correrá a cambiar su moneda nacional. Los pánicos cambiarios son de muy difícil manejo, además de que pueden infectar al sistema bancario.
La mayor parte de nuestros socios comerciales sudamericanos están empleando el tipo de cambio como amortiguador del shock de la caída de precios internacionales (y de las reversiones en los flujos de capital.) Notables excepciones son Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia, que no tienen ni política cambiaria ni política monetaria, por así decirlo. Sus políticas anticrisis son casi enteramente fiscales.
Si, a pesar de todo se decide por un tipo de cambio fijo, entonces las políticas públicas tienen que evitar su sobrevaluación, es decir, que el país se vuelva más caro en dólares que sus vecinos. La sobrevaluación puede destruir a muchos sectores productivos de la economía y reducir el empleo formal.
Ahora, más que nunca, es importante llegar a consensos entre todas las corrientes de opinión. Las descalificaciones a los opinadores no son un sustituto de pensamiento ni de consensos.
Juan Antonio Morales es profesor de la Universidad Católica Boliviana y fue presidente del Banco Central de Bolivia.
Tomado de paginasiete.bo