
LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR
Los estatistas creen que la educación constituye una función suprema del Estado, su primera responsabilidad financiera y, por tanto, que debe sostenerla, garantizarla y gestionarla. En ese intento, declaran que la educación es unitaria, gratuita, pública, universal, liberadora y revolucionaria.
Pero hemos sido testigos de su rotundo fracaso, el Estado debe limitarse a sus principales funciones, a saber: justicia, seguridad, obras públicas o infraestructura; la educación debe devolverse a la sociedad civil, al sector privado, como históricamente fue concebido, las instituciones educativas, escuelas, colegios, universidades son instituciones de orden social espontáneo que han ido evolucionando de forma anterior a la creación del Estado moderno, tal como lo conocemos actualmente.
AXEL KAISER
Cualquier intento por rescatar a Chile del pantano tercermundista en el que se está hundiendo pasa necesariamente por tener un diagnóstico adecuado acerca de las causas que lo han llevado a la crisis actual. Por su puesto, los factores son múltiples, pero si hubiera que llegar al núcleo del mal que nos aqueja, no podemos evadir el hecho de que este es, ante todo, de origen intelectual. Se trata de la tradicional derrota ideológica de una centroderecha política, económica y empresarial que cayó en la fatal ignorancia de no entender que, como advirtió tantas veces Friedrich Hayek, son las ideas aquello que define el curso de la evolución social de las naciones. Una centroizquierda que jamás creyó realmente en el sistema de libre mercado, pero que lo abrazó porque entendió su utilidad, fue tan responsable del hundimiento del país como la centroderecha.
HENRY OPORTO
Se conoce ya el alcance del decreto de incentivos tributarios, una norma muy esperada por el empresariado y los emprendedores. La nueva disposición complementa las medidas del decreto de reactivación del 23 de junio, y forma parte del Programa de Reactivación del Empleo (PRE), diseñado para impulsar la recuperación económica en este segundo semestre del año. Si el decreto del PRE crea varias herramientas financieras para inyectar recursos y capital de operaciones en las empresas, este nuevo decreto tributario crea un marco de políticas fiscales para aliviar la carga financiera de los contribuyentes y, a la vez, para facilitar y reducir el costo de la vuelta a la actividad económica y la retoma de proyectos de inversión.
Entre los incentivos destaca el reconocimiento como crédito fiscal del IVA, el originado por las compras de alimentos, adquisición de insumos de bioseguridad y medicamentos, contrataciones de servicios de salud privados y transporte en el territorio de los empleados dependientes de una empresa. Asimismo, se reconoce como pago a cuenta del IVA el cincuenta por ciento (50%) de las contribuciones patronales pagadas por un empleador por salarios o sueldos de sus empleados. Esta medida reduce el costo laboral de las empresas y protege el empleo.
Por otra parte, se reconoce como gasto deducible del Impuesto a la Utilidad de las Empresas (IUE) los gastos originados por las compras de alimentos, adquisición de insumos de bioseguridad y medicamentos, contrataciones de servicios de salud privados y transporte en el territorio nacional de los empleados dependientes de una empresa. También se reconoce como gasto deducible del IUE la depreciación acelerada de activos fijos de reciente adquisición. El incentivo reduce a la mitad los años de vida útil establecidos en el Anexo del Artículo 22 del Reglamento del IUE. Estas medidas deben estimular el proceso de inversión, tan necesario para que la economía retome un ritmo de crecimiento.
MARCEL GAUTREAU
A medida que el espectro del nacionalismo económico sigue vagamente acechando a los Estados Unidos, los economistas se encuentran en una especie de punto muerto. El libre comercio es tan claramente eficiente en la promoción del bienestar humano que incluso los economistas escépticos o abiertamente hostiles a la escuela austriaca lo apoyan al menos como un ideal amplio, aunque sólo sea como un combustible necesario para altruistas y buscadores de rentas. Sin embargo, los enemigos del libre comercio persisten, buscando incansablemente casos de sociedades que efectivamente se sitiaron con políticas proteccionistas y que no sufrieron las consecuencias apocalípticas alegadas por los economistas de la torre de marfil.
Pero es interesante que una de las políticas que los nacionalistas económicos consideran mala es una que, con todo derecho, deberían considerar como buena. Y el hecho de que no lo hagan constituye un error imperdonable de lógica. Estoy hablando de la ayuda extranjera.
Los libertarios entienden bien que tomar el dinero de los pobres de un país rico y dárselo a los ricos de un país pobre es una política indeseable. Y aquí los populistas nacionales están de acuerdo con nosotros. Pat Buchanan se quejó sin cesar contra los regalos de ayuda extranjera «gastada en defensa de naciones ricas que se niegan a defenderse a sí mismas». Más recientemente, Tucker Carlson ha lamentado el hecho de que nuestros líderes han «gastado enormes sumas de sus impuestos para mejorar el cuidado de salud en los países que nos odian».
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