
ENRIQUE GHERSI
Como un reflejo de un proceso más general, la globalización de la justicia es un fenómeno de vertiginosa difusión. Impulsada por razones diferentes, se viene desarrollando en áreas tan disímiles como el derecho penal o la responsabilidad civil.
CARLOS ALBERTO MONTANER
Hay que explicar esta vergüenza. Uno de los principales objetivos de los países del ALBA es dejar a los latinoamericanos sin protección internacional para poder machacarlos impunemente. Acabamos de ver ese penoso espectáculo en la 42 reunión de la OEA celebrada en Cochabamba.
En efecto: Rafael Correa, Hugo Chávez –representado por su canciller--, Evo Morales y Daniel Ortega, desean confiscar medios de comunicación, encarcelar opositores pacíficos, acosar periodistas, perseguir jueces y parlamentarios, robarse elecciones o apoderarse de bienes ajenos, sin que las víctimas tengan la posibilidad de acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. (Ni siquiera menciono a Raúl Castro porque el gobierno cubano fue expulsado de ese organismo hace medio siglo).
F. A. HAYEK
El derecho protege la libertad: las leyes la matan.
Equivocaciones acerca del estado jurídico.
Cien años constituyen un largo período, aún en la historia de nuestra cultura occidental.
JESÚS GÓMEZ
Una de las creencias más arraigadas en el mundo occidental es la de que las leyes y el Estado nacieron juntos y morirán juntos. En otras palabras, la creencia de que sin un Estado que administre la justicia y la función policial, la sociedad acabaría sumiéndose en el caos y en la violencia, esto es, en la hobbesiana guerra de "todos contra todos". Bruce L. Benson, profesor de Economía en la Universidad del Estado de Florida y asiduo colaborador del Pacific Institute of Public Policy de San Francisco, cuestiona sistemáticamente este planteamiento en su obra The Enterprise of Law, cuya versión española ha sido publicada recientemente por Unión Editorial con el título "Justicia sin Estado".
La principal herramienta de análisis es el estudio de los incentivos que instituciones o circunstancias particulares ofrecen a las personas, quienes se adaptan a ellos para alcanzar sus propios fines; y el concepto fundamental sobre el que está construida esta obra es el de "orden espontáneo", es decir, no es necesario un "ordenador" para que exista un orden social, antes al contrario. Como Hayek puso de manifiesto, la Historia y la experiencia demuestran que los intentos de organizar la sociedad conforme a un plan preconcebido acaban en catástrofe; porque no hay plan, por detallado que sea, que pueda contemplar la inabarcable complejidad de las relaciones humanas.
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