Políticas públicas

chile protestasMARIO VARGAS LLOSA

Dentro de la catastrófica quincena que ha sido esta para América Latina -derrota de Macri y retorno del peronismo, con la señora Kirchner en la Argentina; fraude escandaloso en las elecciones bolivianas, que permitirán al demagogo Evo Morales eternizarse en el poder; agitaciones revolucionarias de los indígenas en Ecuador -hay un hecho misterioso y sorprendente que me niego a emparentar con los mencionados-; la violenta explosión social en Chile contra el alza de los boletos de Metro, los saqueos y devastaciones, los 20 muertos, los millares de presos y, por último, la manifestación de un millón de personas en las calles protestando contra el gobierno de Sebastián Piñera.

neoliberalCARLOS ALBERTO MONTANER

Diario de Cuba le contó a Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, 22 faltas de dicción en su discurso de 17 minutos ante los “No-alineados”. Es cierto: habla “con un tabaco en la boca”, aunque no fuma puros, como algunos villaclareños, y trastoca la erre y la ele, algo habitual en ciertas zonas de Andalucía y el Caribe.

Pero más grave fue lo que destacara 14 y Medio, otra publicación de la oposición: un garrafal disparate en el terreno de la homofonía o paronimia. Díaz-Canel confunde los verbos “propiciar” y “propinar”. El mandatario cubano felicitaba a Alberto Fernández y Cristina Kirchner y escribió en Twitter: “Merecido triunfo que “propicia” (sic) una derrota al neoliberalismo”. Supongo que quería decir “propina”. 

bolivia bloqueoJAVIER PAZ GARCIA

En el segundo día del paro cívico cruceño Evo Morales se ha hecho la burla diciendo que son “dos o tres personas amarrando pititas y poniendo llantitas” y que él sería “capaz de hacerles seminarios y talleres sobre cómo hacer un paro”.

Para entender su postura, uno tiene que entender cómo se ha forjado Evo. Su hoja de ruta siempre ha sido y sigue siendo la violencia y la fuerza bruta. Ascendió como líder cocalero por ser radical y violento. Su fama a nivel nacional no provino de su oratoria, sino de su capacidad de bloquear el país. Su llegada a la presidencia se debió en parte a la idiota tesis de muchos votantes quienes, ante tanta convulsión social (causada por él), veían en Morales al único capaz de reducirla y conseguir estabilidad política (vaya el precio que hemos pagado por ese simulacro de estabilidad). Su asamblea constituyente y su nueva constitución se gestaron con bala, sangre y muerte, violando toda legalidad, pero bajo el amparo de la fuerza y la popularidad. El cerco a Santa Cruz, la quema de la prefectura de Cochabamba, la masacre de Porvenir o la pateadura a la marcha indígena son algunos ejemplos de cómo el MAS ha conseguido cada objetivo estratégico en su lucha por la hegemonía política, utilizando la violencia. Y ante cada abuso, ante cada muerte, ante cada pateadura su popularidad subía, impulsada por un aparato propagandístico impecable y la ingenuidad o la apatía de la población.

MAURICIO ROJASchile211019
He vivido estos días enloquecidos como la gran mayoría de mis compatriotas: con desconcierto, impotencia y asombro ante lo ocurrido y, no menos, ante el descriterio de quienes han tratado de legitimar e incluso han llamado a sumarse a la ilegalidad y al uso de la fuerza como forma legítima de protesta. Esos llamados, provenientes del Partido Comunista y de destacadas figuras del Frente Amplio (el Podemos chileno), fueron detonantes decisivos del caos.

Y mi asombro no deja de crecer cuando veo cómo hoy se sigue llamando a manifestaciones y huelgas –huelga general desde mañana miércoles es la amenaza de los sindicatos dominados por el Partido Comunista y otras fuerzas radicales– en una situación tan caótica y amenazante como la que vivimos. Toda fuerza política y social responsable debería en este momento llamar a la calma y no echarle leña al fuego. Pero lamentablemente no es así.