Políticas públicas

5d116e0566292IAN VÁSQUEZ

Recientemente el columnista del “Washington Post” George Will escribió: “La escasez sirve de excusa reciclable para agrandar el Estado”. Declaraciones de que hay demasiadas personas en el planeta y se nos están acabando los recursos naturales, la comida, la tierra fértil, etc. sirven para otorgar cada vez más poder a quienes nos gobiernan.

En la medida en que se polariza la sociedad y empieza el ciclo político, podemos esperar con más frecuencia que se cuestione la moralidad del uso y consumo de un sinnúmero de bienes y, llevándolo a un extremo, hasta la misma existencia de las personas. Es así como hace poco el “New York Times” publicó un artículo de opinión que preguntaba: “¿Sería la extinción humana una tragedia?”. “Bien podría ser”, respondió el autor, “que la extinción de la humanidad mejoraría el mundo”. La congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez representa a un creciente movimiento antinatalista cuando pregunta: “¿Todavía está bien tener hijos?”.

LAGARDEMARÍA BLANCO

El pasado 13 de junio, con ocasión de la celebración del centenario de la creación de la Organización del Trabajo (OIT), la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, pronunció un breve pero potente discurso, en el que exhibía gran parte de la retórica y el contenido ideológico perverso que nos rodea. Y es perverso porque suena tan razonable que a nadie que no fuera una persona desalmada se le pasaría por la cabeza cuestionar las palabras de Lagarde. El título lo dice todo: “Forjar un contrato social más fuerte: El enfoque del FMI respecto al gasto social”.

En primer lugar, está el complicado tema de llamar “contrato” a algo que no ha sido jamás firmado, sino que, en realidad, no es más que un acuerdo ficticio e implícito, en el que se supone que usted está de acuerdo, como yo, como todos los ciudadanos presentes y futuros, pero cuyo contenido es reversible, modificable, al antojo de los gobernantes de las naciones, que son por definición, perecederos y cuya fecha de caducidad suele ser menos a una generación. La diferencia temporal entre un “contrato”, el social, que tiene una vida de siglos, y los responsables de sus diferentes interpretaciones y mutaciones, que no llegan a tener una vigencia de 20 años, en el mejor de los casos, es muy relevante. Pero no es el aspecto en el que me quiero centrar.

el populismo es hijo de la democracia ilimitadaJUAN RAMON RALLO

El populismo es una estrategia política que consiste en apelar a un grupo amplio de votantes —a los que se describe como un grupo homogéneo, virtuoso y con intereses compartidos— para plantar cara a otro colectivo social que estaría supuestamente socavando su bienestar y contra el que, en consecuencia, deberían rebelarse otorgando todo el poder a un líder carismático e incorruptible. Analizado desde esta óptica, el populismo solo debería arraigar dentro de sociedades ignorantes y fácilmente manipulables por ese líder carismático. ¿Dónde si no la gente sería tan inocente como para creerse las patrañas mesiánicas y salvíficas de un dirigente político? Así, la ignorancia explicaría el populismo (tanto de extrema izquierda como de extrema derecha) y la educación nos blindaría frente a él.

morales.jpgANDRÉS OPPENHEIMER

En 2016, los bolivianos rechazaron un referéndum para permitir a Evo Morales postularse nuevamente a una elección. No obstante la decisión del electorado, Morales lanzó su campaña para un cuarto mandato, un hecho preocupante que no ha sido condenado ni por EEUU ni por la OEA.
Aunque la crisis humanitaria de Venezuela merece atraer la atención internacional que está recibiendo, hay otro fenómeno que debería hacer sonar las alarmas en todas partes: la proliferación de lo que muchos países consideran “dictaduras tolerables”.

Eso fue lo primero que me vino a la mente cuando el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, recientemente respaldó la candidatura inconstitucional del presidente de Bolivia, Evo Morales, para un cuarto mandato, y cuando el gobierno del Presidente Trump se quedó callado ante el anuncio de la nueva candidatura de Morales .