
JUAN RAMÓN RALLO
La publicación del listado de personas que mantienen parte de su patrimonio en paraísos fiscales contribuye a extender indiscriminadamente una sombra de criminalidad sobre todas ellas: “Si tu nombre está asociado a alguna de tales jurisdicciones, es que estás metido en algo muy turbio”. Todos a una delinquiendo para enriquecerse a costa de la ciudadanía.
Sin embargo, figurar en los Paradise Papers, en los Panama Papers o en la lista Falciani no implica necesariamente haber cometido delito alguno: es más, la mayor parte de los nombres que figuran en tales listas son del todo inocentes. Por eso, y para evitar criminalizar comportamientos que nada tienen de criminales, conviene diferenciar al menos entre tres categorías de personas que pueden operar desde un paraíso fiscal.
Primero, personas cuyo patrimonio tiene un origen lícito y que emplean los paraísos fiscales para minimizar su factura tributaria dentro de la legalidad. Tales individuos no han cometido delito alguno ni en la obtención del capital ni en su administración: estamos ante un simple caso de elusión fiscal —optimización tributaria dentro de la ley— que, como mucho, podrá parecernos inmoral pero nada más (y, de hecho, tendría mucho más sentido reputar como inmorales las artimañas políticas dirigidas a maximizar la rapiña tributaria que las tácticas individuales orientadas a proteger el patrimonio personal).
JAVIER GARAY
Los empresarios fueron vistos como contrarios a los intereses sociales por Adam Smith. Luego, como resultado del éxito de las ideas marxistas, estos fueron percibidos como inherentemente malos,
ADRIÁN RAVIER
En esta nota quiero ofrecer un elogio de la riqueza, o más bien de los empresarios que supieron generarla, distinguiéndolos -por supuesto- de aquellos que se la ganaron de forma indebida, sea a través del robo o a través de privilegios de esa histórica sociedad Estado-Empresario, que siempre se construye a expensas del consumidor.
Iván Carrino
El tema de la desigualdad social no es nuevo. Ya en 1849, el padre del comunismo, Carlos Marx, planteaba que no importaba que una casa fuera grande o pequeña, siempre y cuando las que la rodearan fueran de igual tamaño.
A renglón seguido, advertía que “si junto a una casa pequeña surge un palacio, la que hasta entonces era casa se encoge hasta quedar convertida en una choza”.
A Marx no le importaba cuál fuera el ingreso o la riqueza de una persona, sino solo en comparación con la de los demás. Volviendo al presente, el 16 de enero, la organización internacional OXFAM publicó su informe anual sobre la desigualdad económica en el mundo. De acuerdo con esta organización, “la súper concentración de riqueza sigue imparable” y los 8 hombres más ricos del mundo poseen la misma riqueza total que las 3.600 millones de personas más pobres del planeta.
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