
EDUARDO BOWLES
El Gobierno ha abandonado la tesis del blindaje y aunque de forma muy tenue, ha comenzado a reconocer que las cosas no andan bien en materia económica. Faltaba más, con una reducción de casi 4.500 millones de dólares de ingresos y una caída de dos mil millones en las reservas, cualquiera se daría cuenta que la situación es complicada.
CARLOS MIRANDA
Tres acontecimientos ocurridos a finales del año pasado han establecido una especie de marco para el desarrollo futuro de esta industria energética.
El Acuerdo de París, un convenio internacional de un plan sostenido y a largo plazo para evitar la emisión de gases que provocan el calentamiento del planeta, es el más importante.
Por otro lado, en la última reunión anual de OPEP se ratificó la política de no reducir producción y elevar precios para enfrentar sobreofertas de petróleo. Se ha dejado al mercado fijar cotizaciones y solucionar sobreofertas, lo cual significa que no se sabe hasta dónde descenderán los precios internacionales del petróleo.
VÍCTOR PAVÓN
La ley del Presupuesto 2016 que obliga al Estado central a depositar los fondos públicos en el Banco Nacional de Fomento (BNF) de Paraguay tuvo el apoyo de casi todos los sectores políticos. Dicen sus promotores: ¿Cómo es posible que los bancos privados lucren con tanto dinero del pueblo? ¿Acaso no es mejor que dichos fondos sean administrados por el Estado, cuyo propósito es el bien social antes que comercial? En síntesis, ¿por qué dejar que tanto dinero siga en la economía financiera antes que en la productiva?
La separación entre lo productivo y lo financiero implica no solo desconocimiento acerca de cómo funciona el mercado de intermediación de dinero, sino también mala intención que sólo beneficia a los populistas que hablan supuestamente a favor del pueblo pero los sentencian a la marginalidad, la miseria y el resentimiento.
La economía productiva y financiera no son compartimientos estancos como se insiste. El mercado financiero tiene el rol de coordinar a los agentes económicos para que los consumidores accedan a los bienes que desean y de ese modo producir y elevar la productividad. Es el mercado financiero el que actúa como una herramienta de señal para los ahorristas de modo a que éstos se decidan a depositar su dinero sabiendo de los riesgos que toma para luego verse beneficiado en el futuro por los intereses que le redituarán su abstención de consumo presente.
A diferencia de lo que todavía muchos políticos pretenden hacernos creer, el mercado financiero privado es por lo tanto también productivo. El constante proceso de cooperación que se da entre ahorristas e inversionistas reditúa en beneficio de muchísima gente —entre los que se encuentran los menos pudientes— al menor costo posible.
ALBERTO BENEGAS
Nos estamos refiriendo, claro está, a quienes emprenden actividades que apuntan a satisfacer necesidades de sus congéneres. No es esto por pura filantropía sino en interés personal cuando se opera en una sociedad abierta: al resolver los problemas de los demás, en el mercado libre, esto se recompensa con la contrapartida que entregan las personas al ver sus deseos resueltos ya se trate de la compraventa de bienes o de servicios.
Este proceso ha sido originalmente explicado por destacados miembros de la Escuela Escocesa del siglo xviii y elaborados a través de otras contribuciones de peso. No se trata de fabricar “un hombre nuevo” vía el uso de la violencia de los aparatos estatales. Ya hay bastante experiencia de la miseria y las muertes que estos experimentos han creado. Se trata de estudiar la naturaleza humana y comprobar que todos actuamos en nuestro interés personal (lo cual incluye la caridad que es bienvenida y los actos criminales que deben ser combatidos). De este modo es que en un clima de libertad cada uno al satisfacer las necesidades de su prójimo, como queda dicho, se beneficia a si mismo con el producto de la transacción siempre pacífica y voluntaria, mientras el emprendedor está atento a los cambios de preferencias al efecto de dar en la tecla.
Nada garantiza el éxito del emprendedor ya que sus conjeturas sobre lo que aprecian otros pueden estar erradas. De este modo, quien acierta obtiene ganancias y quien yerra incurre en quebrantos. El cuadro de resultados marca el camino, lo cual se diferencia radicalmente de los prebendarios que solo se ocupan de acercarse al poder político para obtener un privilegio en desmedro de los consumidores que deben pagar precios más elevados, obtener calidades inferiores o ambas cosas a la vez.
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