JAVIER PAZ

La constitución de los Estados Unidos establece en su primera enmienda que “El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios.” Y en la segunda enmienda dice: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas.” Hago notar que estas enmiendas imponen limitaciones al Estado, efectivamente protegiendo a los ciudadanos de los posibles abusos del Estado.

Los fundadores de la nación americana no establecieron la segunda enmienda para incentivar la caza y la pesca, sino precisamente para proteger a los ciudadanos de los peligros de un gobierno abusivo. Y es que es más difícil que una tiranía controle el poder cuando los ciudadanos poseen armas de fuego y una prensa libre.

ESUARDO BOWLES

Los gobiernos autoritarios se empeñan en restarle importancia a la libertad de expresión y descalifican -como lo ha hecho el régimen boliviano-, a cualquiera que intente llamar la atención sobre los problemas que enfrentan los medios de comunicación y los periodistas para narrar con independencia lo que sucede en el país y especialmente con los asuntos de interés público.

CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN 

Es en esta constatación donde se funda la importancia de tribunales independientes y por lo tanto legítimos, alejados de la manipulación del poder político al que en lugar de someterse tienen la obligación de controlar y limitar en base a las leyes

Las dictaduras del castrochavismo en las Américas usan la justicia como instrumento de persecución política para encarcelar, exiliar y asesinar la reputación de los opositores, aplicar miedo a los ciudadanos y mantener en la impunidad al régimen. La función legítima de los tribunales de justicia de garantizar la vigencia de los derechos humanos, sancionar la corrupción, hacer respetar el estado de derecho y controlar la constitucionalidad de los actos de los gobernantes aterroriza a los dictadores y por eso los sistemas de justicia de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua son “infames” y funcionales a sus regímenes a los que complacen, encubren y asisten en sus crímenes. La justicia infame sostiene a las dictaduras y la justicia legítima termina con las dictaduras.

El denominado Poder Judicial u órgano del poder público encargado de la administración de justicia es fundamental para la libertad y por eso la “separación e independencia de los poderes públicos” es un elemento esencial de la democracia. El nivel de independencia del sistema de justicia es una señal de la salud democrática de un Estado. Los jueces en sus sentencias y resoluciones solo deben atender la aplicación correcta de la Constitución y las leyes respecto a los casos específicos sometidos a su conocimiento y de esa manera constituirse en la principal garantía tanto de los derechos fundamentales de las personas como de la vigencia del estado de derecho, la institucionalidad y la democracia del país.

Los jueces que ejercen legítimamente sus funciones son garantía de libertad y democracia porque están encargados de controlar y en su caso sancionar las conductas y los actos de los otros poderes u órganos del poder. Las decisiones del Poder Ejecutivo y de sus miembros están sometidas al Poder Judicial; las decisiones del Poder Legislativo y de sus miembros están sometidas al control del Poder Judicial; los actos y decisiones del órgano o Poder Electoral están sometidas al control de la Justicia; en suma, los actos de todo ciudadano en ejercicio del poder o fuera de él tienen a la Justicia como control definitivo.

JOSÉ LUIS MONTESINOS

Si tuviera que definir de forma sencilla y directa como se aplica en el mundo actual el ideario que defiendo, la defensa de la Libertad Individual, diría que yo entiendo que el Estado es algo nocivo, perverso y que, si ha de existir, debe hacerlo con la calificación inequívoca de mal necesario. Pongamos como ejemplo el enfermo mental que debe atiborrarse toda su vida de pastillas que le permiten estar lúcido y que acaba muriendo con el hígado destrozado por el abuso necesario de esos medicamentos. Si la condición humana exige que nos reviente el hígado de la Libertad por el uso de las pastillas del Estado, sea, pero seamos plenamente conscientes de lo que nos estamos haciendo.

La horquilla de pensamiento y acción planteada bajo estas premisas podría, por tanto, variar entre un Estado controlado – que no podría ser, evidentemente, muy grande ni muy poderoso – hasta su ausencia total, en la forma que hoy se nos presenta. En cualquier caso, es necesaria una acción ciudadana de control o sometimiento o extinción y creación de nuevas estructuras frente a lo que al Estado representa hoy. Honestamente no creo que esta cosmovisión esté alejada de lo que piensan, al menos de boquilla, muchos de los habitantes de España ni de muchos otros países. El Estado está controlado por la política y sus partidos y éstos suelen aparecer en todas las listas y encuestas como uno de los problemas principales del país. Y si no lo pregunta usted en el bar de la esquina, y verá que no ando desencaminado.

Es razonable que los partidos políticos presenten soluciones que propugnan más Estado, al fin y al cabo, lo que desean es ostentar mayor parcela de poder. Lo que me resulta del todo chocante es que el grueso de los ciudadanos – o al menos una parte importante de los mismos – aplaudan tales ideas. Las arenguen. Llenen las redes sociales con memes apoyándolas.