Economía

Iván Carrino

La pregunta que todos se hacen en la Argentina es si, en algún momento, las medidas económicas que se están tomando nos permitirán volver a crecer. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto caerá 1% este año, a lo que se agrega una inflación que se acercará al 35 por ciento. La estanflación no debería sorprendernos. Después de todo, la venimos arrastrando hace ya 5 años. Además, siempre que se intentó salir de esquemas populistas el resultado fue el mismo: salto en los precios, caída del PBI y reducción del salario real.

Me permito ser optimista. La Argentina no sólo podría volver a crecer hacia el final de este año, con una caída de la inflación, sino que puede volver a ser un país próspero, tal como lo fue a principios de siglo. Para que esto suceda, deben cumplirse dos condiciones.

EDUARDO BOWLES 

No pudo ser más deslucida la llegada del décimo aniversario de la nacionalización de los hidrocarburos, la medida emblemática del “proceso de cambio”, la que más se estruja en los discursos y la que más se repite para vilipendiar a los regímenes del pasado. No hubo pancartas, ni tarimas, tampoco militares entonando el himno nacional en las puertas de las plantas de gas. Ni siquiera un acto especial que sirva para disimular el sitio de la Plaza Murillo.

FRANCISCO ZARATTI 

En las ciencias se denomina “falso positivo” a un resultado que aparenta ser lo que en realidad no es. Por ejemplo, un test de embarazo que dé positivo cuando la mujer no está encinta. Esos resultados son producto del error estadístico, el cual, a su vez, muestra el tipo de “verdad” que proporciona la ciencia.

MARY ANASTASIA O'GRADY 

En su ansia de poder, el difunto Hugo Chávez prometió redistribuir la riqueza de Venezuela entre los pobres. El padrino del “socialismo del siglo XXI” perece no haberse percatado de que los recursos que prometió hacer llover sobre su gente primero tenían que ser producidos.

Quince años después del inicio de la revolución bolivariana, Venezuela enfrenta una severa escasez de alimentos. Aún se podría evitar una crisis, pero sólo con un giro radical en las políticas que han destruido la capacidad productiva del país. Una nación debe producir lo que consume o debe importarlo. Lo que importa se paga con divisas extranjeras que proceden de las exportaciones o de deuda.

Desde hace mucho, Venezuela ha dependido de los petrodólares para pagar las importaciones. No obstante, también ha cultivado maíz, sorgo y arroz, y ha tenido una industria ganadera, avícola y pesquera. Ahora, el país está en problemas no sólo por sus menores ingresos petroleros y la corrupción institucionalizada, sino también debido a que las políticas del gobierno han hecho un gran daño a la producción nacional.

Entre las muchas estupideces que promueve ese socialismo está la idea de que, al imponer controles de precios y prohibir la generación de ganancias, el gobierno puede abaratar los alimentos y hacer que estén ampliamente disponibles.